Mi estimada y apreciada familia Lazarista:
Con todo mi amor, me dirijo a todos nuestros feligreses y devotos de San Lázaro ante la realidad que estamos viviendo actualmente, tanto a nivel local como mundial, con la acción y presencia del coronavirus (COVID-19) y sus efectos de enfermedad y mortalidad, lo cual nos ha obligado a cancelar nuestros servicios de misas y bautismos. Aunque nuestra Iglesia tiene abierta sus puertas con horarios provisionales de 9:00 am a 5:00 pm.
Estoy invitando a adquirir conciencia de la realidad social pandémica que estamos atravesando, lo cual nos ha obligado a practicar estilos de vidas diferentes, tomar precauciones que nos obligan al “aislamiento y confinamiento social” y a quedarnos en casa, a la limpieza extrema de manos y vestuarios y mantener la distancia interpersonal.
Los invito a leer citas bíblicas, salmos y cánticos, música sacra (religiosa) con el objetivo de superar futuros problemas de conducta y personalidad, tales como ansiedad, estrés y depresión, pero sobretodo los invito a fortalecer y consolidar nuestra fe basados en la oración y meditación cada día.
Que la intersección bendita de San Lázaro nos llene de bondad, de paciencia y esperanza, y nos de su protección y bendición.
Padre Orlando Molina
Parroco
Le recomendamos a leer este salmo 90 diario
Salmo 90
A la sombra del Omnipotente
Tú que habitas al Amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en Ti».
El te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
Su brazo es escudo y armadura.
No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.
Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.
Nada mirar con tus ojos,
verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.
No se acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;
te llevará en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.
«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré,
lo saciaré de largos días
y le haré ver mi salvación».